Hace casi un año, lo imposible sucedió en mi vida... la mujer más fuerte que he conocido, y alrededor de la cual giraba mi vida y mi mundo entero perdió su lucha contra el cáncer...  He luchado con alma y corazón para soportar el dolor, y muchas veces he querido volver a tener una pierna quebrada, solo para poder volver físico este dolor... para tener la posibilidad, por ejemplo, de tomar analgésicos y dejar de sentir... pero así no funcionan las cosas, lo único que queda es soportar el dolor y esperar, poco a poco que la costumbre lo vaya haciendo más soportable.




Durante casi un año sentí que mi dolor me alejaba del mundo, como si nadie más sufriera lo que yo sufría, o por lo menos, como si fueran incapaces de sentirlo... y entonces, sucedió todo esto, y de repente Nicaragua se llenó de muertos (hasta este momento van más de 300 muertos en 3 meses de protestas), y tuve la oportunidad de llorar de nuevo todos y cada uno de los muertos como si fuera mi mamá, y de repente mi dolor por una sola muerte creció a un dolor por más de 300 muertos (incluyendo niños) y ya no me sentí tan sola... (aunque con todo gusto soportaría el dolor yo sola a cambio de que nada de esto hubiera pasado)... De repente el vestir de negro y sentir los días nublados no es algo sólo mío... de repente el preguntarle a Dios porque no fui yo la que murió en su lugar dejo de ser algo exclusivo, y compartí todo eso con un país entero... 

Ahora toca no dejarse vencer, seguir luchando en memoria de nuestros muertos... de todos aquellos que creyeron que un mundo mejor era posible,