Aunque estoy acostumbrada al relajo habitual de mi dormitorio, esta semana ha sido de locos, pues además del hecho de que mi dormitorio se convierte en el polo norte durante estas fiestas (y me toca ser un poco elfina empacando regalos y esas cosas), sucede que mañana (26) vamos en viaje de familia a Guatemala... y es así que mi casa es un caos, donde hasta los perros y gatos ayudan a conservar el caos lo más caótico posible... la lavadora no da a más, las maletas vuelan por todos lados, las niñas jugando con sus bicicletas, los hombres de la casa preparando los pasaportes y los gatitos jugando a cazar las luceditas navideñas...

Supongo que con el pasar de los tiempos el caos se transformará, por la magia del tiempo en una añoranza más, de cuándo las cosas eran más sencillas... y pudimos reunirnos por una vez en Navidad casi toda la familia.