Aunque en este lugar pase malos momentos, también pase muchos buenos, sobre todo, porque descubrí una parte de mi que en mi tierna juventud no sabía que tenía, y era la capacidad de retar constantemente mis límites..  Aquí por primera vez tuve compañeras de dormitorio (y descubrí que no soy buena compartiendo mis espacios personales), me monté en un toro, en un búfalo... aprendí a controlar mi fobia a los caballos y aprendí a manejar tractores, aprendí como salvar a alguien de ahogarse.. entre otras interesantes cosas... Aunque también descubrí que esa vida no era para mi, soy un espíritu libre... que nunca aprendió a obedecer.

Creo que a la larga, y haciendo un balance, fue un período importante de mi vida, que me hizo parte de lo que soy, y que tenía que vivir..

Por lo demás, este lugar siempre me ha llenado de paz.