Es curioso como funciona el dolor... cuando mi mamá murió sentí que mi mundo se acababa, mis días eran grises y la felicidad de las fiestas que siempre he amado no eran parte de mi vida... En todo ese camino estuvo mi papá, escuchándome, animándome y alegrando mi vida... atesoro como nunca las horas que pasamos jugando scrabble, o viendo series policiacas, leyendo sobre historia de roma o discutiendo temas de marketing y publicidad.

Ya casi son dos meses desde que mi papá murió, y aunque hubo días en que no quería salir adelante, cada vez que lo pienso sólo me vienen buenos recuerdos, y tengo el deseo loco de llenar mi vida de color, los colores que tanto amaba mi papá, y que plasmaba en sus pinturas, o que admiraba en los pajaritos que vienen a visitarnos todas las mañanas...

Lo extraño mucho, pero a diferencia de cuando mi mamá murió, esta vez estoy clara de que mi mundo todavía tiene muchas cosas hermosas que debo experimentar, y eso se lo debo a mi papá...