Hace unos veinte días más o menos, me di cuenta de que me sentía inmensamente triste, sin ganas de seguir adelante, o de siquiera soñar con mi futuro (cosa difícil de creer para quienes me conocen), y es que desde siempre mi papá fue mi compañero y cómplice, cualquier paso que daba lo hacía con la confianza de que no estaba sola y que podía caer las veces que fuera necesario, pues mi papá siempre estaría ahí para ayudarme a levantarme... 

He vivido mi duelo, a mi manera, me he dado el tiempo de llorar y aunque ganas no me sobran, es hora de seguir adelante, de volver a pensar en planes que me permitan alcanzar mis sueños... y aunque los he dejado un poco abandonados, tengo la esperanza de que ustedes sean parte de este camino que voy a recorrer.