Tuve un profesor de Sociología que siempre decía que Nicaragua era un país donde su gente cargaba duelos sin resolver… Primero fue la dictadura de Somoza… Después fue la guerra civil de los 80´s, luego fueron los huracanes, las crisis económicas… etc., hasta llegar al último año, donde el coronavirus vino a golpearnos en medio de una crisis sociopolítica que empezó en el 2018.

En lo personal mi crisis empezó en el 2015, cuando me diagnosticaron cáncer y tuve que dejar un trabajo que amaba por la imposibilidad de continuar con mi trabajo y seguir con mi tratamiento médico… Fue una decisión difícil, pero me llevo a un terreno inexplorado, pero apasionante: La Comunicación.

En el año 2017 mi mamá murió, y con ello perdí todo lo que había sido mi vida durante 27 años… Al perder mi trabajo aproveché la oportunidad de especializarme encomunicación para ONGS, y aunque no pude conseguir un empleo estable seguía con la idea de trabajar en algún organismo de la sociedad civil…

En el año 2018 Nicaragua sufrió una crisis sociopolítica y económica que provocó más de 347 mil desempleados (según datos de FUNIDES), más de 600 muertos y miles de exiliados. Los organismos No Gubernamentales han sido también afectados con todo esto, muchos han desaparecido y cada vez les es más difícil optar a fondos de la cooperación.

A inicios de este año, ante la clara evidencia de que no era posible encontrar un trabajo, hice muchos planes para dedicarme a la comunicación, contacté con emprendedores locales, establecí coordinaciones con dueños de restaurantes para tener locales para capacitar gente, y me dediqué a estudiar mientras esperaba con paciencia que las semillas plantadas dieran fruto… Más no contaba con que la vida me tenía otro revés a la vuelta de la esquina… aunque esta vez fue algo más global… “Una Pandemia Mundial” … Todos mis planes se fueron por el caño, los emprendedores dejaron de pagar por publicidad, y, de repente, las reuniones con más de 10 personas conllevaban peligro de contagio y más nicaragüenses perdieron sus empleos, lo que significaba que había pocas o nulas posibilidades de que un negocio pudiera sobrevivir… Aun así, me sumé a diversas iniciativas para informar a la población (dado que en Nicaragua el gobierno oficialmente notomo en cuenta las recomendaciones de la OMS, como la cuarentena, el uso de tapabocas, o la no aglomeración de personas), Inicié con una revista en la que los emprendedores de la zona pudieran publicitarse de manera gratuita y apoyé en la creación de material gráfico a pequeños emprendedores de las zonas rurales de Madriz.

Toda la cuarentena ha sido un vaivén de emociones empezando por la tristeza, la impotencia y la desesperación. Me encontraba en mi momento más oscuro cuando decidí que una ración de buñuelos de yuca me ayudaría a mirar el mundo mejor… el único problema es que no tenía ni idea de cómo hacerlos, y no había nadie que los vendiera… sin pensármelo, busqué un vídeo en Youtube de cómo hacerlos y utilice mis raquíticos ahorros para comprar los ingredientes… Ese fue el inicio de mi nueva vida… Los buñuelos fueron un éxito con mi familia, y de repente gente que no conocía me pedía que les vendiera buñuelos de yuca, seguí experimentando con otras recetas tradicionales, y aumente mi número de clientes… Ahí nació Antojitos Tita.

Cada vez que salgo a comprar los ingredientes de mis postres me siento esperanzada… Las crisis que he vivido desde hace algunos años no han desaparecido, la situación mundial no ha mejorado (de hecho, creo que está peor), El Huracán ETA ha empeorado la situación de los más pobres (de hecho se calcula que parafinalizar el año 2020, 3 de cada 10 personas en Nicaragua sobreviven con menosde 3 dólares al día), se han dañado las cosechas y cientos de personas han perdido sus casas… pero en Somoto mi pequeño pueblo de 30 mil habitantes, cuya economía se basa en la agricultura de subsistencia y en el turismo (ambas afectadas) se siente un ambiente dinámico, lleno de vida… dónde la gente ha sacado a relucir sus talentos… De repente en sus calles han aparecido pequeños letreros pegados a las puertas anunciando que se venden dulces, chupetas, frutas, se ponen inyecciones, se reparan zapatos, se venden recargas, se hacen piñatas, se corta pelo… y aunque no es mucho el dinero que entra, este circula por todos lados… Facebook se ha llenado de esperanza, de llamamientos a apoyar las iniciativas locales, y entre todos los emprendedores compartimos las publicaciones de los demás.

Quiero ser positiva, y pensar que aun cuando haya más pobres, y los emprendedores no cuentan con el apoyo necesario para sacar adelante sus emprendimientos… El futuro nos depara cosas mejores.

Debo reconocer que ha sido una sorpresa… Nunca pensé que encontraría un hogar fuera de las organizaciones sin fines de lucro, pero he encontrado un lugar donde, para mí, los límites no existen.