En mi vida he realizado muchos viajes… y aunque me encanta planificarlo todo, los que más recuerdo son aquellos que no salieron como lo pensaba…
El primer viaje que recuerdo, aunque no lo vivi fue el que hicieron mis padres para su luna de miel, y lo que según mi padre iba a ser una luna de miel a bordo de un barco por el caribe de Nicaragua, se convirtio en un viaje en barco a traves de una tormenta tropical…
Mi segundo gran viaje también fue antes de nacer… justo el día en que naci mi padre llevo a mi madre a ver un jardín de rosas, con tan mala suerte que la moto se les daño y tuvieron que llamar un taxi, porque mi mamá tenia que ir al hospital a tenerme…
Mi tercer gran viaje fue cuando decidimos celebrar mis quince años en guatemala (donde yo estaba internada en un colegio de monjas), y les robaron todo a mis papás, se daño el vehículo, no encontre vestido y me dormi sobre el pastel, quedando definitivamente dañado mi peinado de cacatua…
En fin, si hay algo que he aprendido de todo esto es que las mejores cosas de la vida son las que simplemente pasan, aun cuando no las hayamos planificado.