No es sorpresa de muchos de los que me conocen que estoy acostumbrada a vivir en un mundo de hombres, donde cosas como, los sentimientos, llorar, etc, son mal vistas... También, durante mucho tiempo viví pésimas experiencias con mujeres a las que le di mi confianza y amistad, como aquella chica que justo eligió el día de mi cumpleaños para ligarse a mi novio en medio de la fiesta en la que estaban mi familia y amigos, o una familiar que sin pelos en la lengua, cuando pedí su ayuda me dijo que era una sinvergüenza y que estaba acostumbrada a que me regalaran las cosas sin tener el más mínimo interés en trabajar... por mencionar algunos...

Aunque para ser justas, también he tenido bellas experiencias con mujeres, como Bibi de AHDC en Lastours, que me ofreció la oportunidad de sanar mi alma... o Fiorella, mi compañera de camping... y mis tías (Alicia, Luisa y Teresa) que me dieron el espacio para descansar y curarme en el justo momento en que lo necesitaba, Kenia que me acompaño todo el tiempo que estuve recibiendo radioterapia en El Salvador y Brendita, mi vecina y amiga...

Sin embargo, aún así me acostumbre a en lo posible, no confiar en nadie más que en mi familia cercana cuando necesito ayuda... pero esta semana he sentido en toda su potencia el amor y la solidaridad que viene de tener a un grupo de mujeres de respaldo.

Esta semana ha sido super estresante y depresiva... En pocas palabras me quedé sin dinero, alguien me hizo un pedido que no recibió, otra persona me hizo un pedido que se me echo a perder y perdí el dinero invertido y justo ayer debía pagar al banco... Lo hablé con mi familia, y ellos decidieron prestarme el dinero, pero ellos podían hasta este fin de semana... me sentía tan mal, sobre todo porque pertenezco a un grupo solidario y quedar yo mal, implica dejar en mal a mi equipo...

Estaba muy triste y compartí mi tristeza con mi maravilloso grupo de AWE, quienes no sólo me dieron ánimos, si no que se organizaron para ayudarme a promover mi negocio... Mis compañeras de grupo solidario se ofrecieron a prestarme el dinero y una de mis mejores amigas me llamó para decirme que tenía materiales para hacer pasteles que me quería regalar para que ganara algo de dinero...

Por otro lado, han habido grandes mujeres, amigas de mi mamá, que después de su muerte se han transformado en mis ángeles guardianes (Doña Estela, Doña Neyda y Merceditas)...

y al contrario de ayer, que me sentía absolutamente triste... Hoy me siento la mujer más afortunada, por contar con el apoyo de mi papá, mi hermano, mi hija, mis sobrinas, y todo ese grupo de mujeres que  no me deja caer, y están conmigo al pie del cañón...

GRACIAS POR SU SORORIDAD.