Este mes no deja de darnos sorpresas, principalmente en este año, marzo ha sido un mes lleno de actividades y eventos inesperados.

Fuera de eso, el bosquecito que rodea nuestra casa se está viendo engalanado con el rosado lila de las flores de macuelizo (Tabebuia rosea) que hoy descubrí desde mi ventana y a la fuente del jardín han llegado con mayor frecuencia que en otras veces, los humildes zanates con sus infaltables acompañantes, los clarineros de color negro azulado, los zorzales, las palomitas ala blanca, algún guardabarranco y como algo nuevo, un pájaro desconocido de plumaje verde, con lo que este se alegra cada día con sus cálidos gorjeos.

Y aún hay más: en el año 2018, estuve impartiendo clases de pintura a un grupo de jóvenes, hombres y mujeres de las comunidades cercanas a Somoto, trabajando como voluntario para CUSO Internacional, un organismo canadiense que colaboraba con el INPHRU, en un proyecto de atención a adolescentes en situación de riesgo, pero cuando en el mes de abril el país se vio envuelto en una ola de violencia que ponía en riesgo la vida de los cooperantes, CUSO se fue de Nicaragua y los muchachos, principalmente las mujeres, dejaron de asistir a clases, pero yo seguía impartiéndolas a pesar de no contar con ninguna ayuda económica. Al poco tiempo, todos se alejaron y sólo quedó conmigo un jovencito de La Grama, un sector de la comunidad de Uniles, llamado Yerald Hernández, que sigue asistiendo y ha progresado mucho, especialmente en el retrato.

Pues bien, a principios de marzo, el club Rotario por medio de su sección juvenil CLUB ROTARACT SOMOTO, convocó a un concurso de murales con el tema de la protección al medio ambiente y Yerald se entusiasmó por participar y me propuso que nos inscribiéramos en el certamen.

Al mismo tiempo y con la misma ocasión, un grupo de personas preocupadas por la explotación indiscriminada de los bosques de pino, que está acelerando la desertificación de la zona, me sugirió el tema de la deforestación, para participar en el concurso, fue así como diseñé un mural en el que en un pasaje totalmente deforestado, con un río seco en el que sólo se ven las piedras del lecho ya sin agua, unos camiones cargados de trozas de pino, se movilizan por un camino polvoriento, mientras en el horizonte se destaca un incendio forestal de grandes dimensiones y sobre el paisaje, del humo que sale del incendio se va formando una alegoría de la muerte, simbolizando el futuro que nos espera si seguimos explotando inmisericordemente los recursos naturales.

El concurso estuvo muy reñido pues en él participaron otros once artistas con mucha experiencia y talento, los que pintaron un medio ambiente en el que se destacan: el agua, los árboles, las flores y los animales silvestres, haciendo notar que esta belleza está a punto de perderse si no la protegemos.

El mural nuestro es el único en el que no se mira el color verde y es además el más tétrico del conjunto, pero precisamente por eso fue que impactó y el público votó por él en un número que superó por más de 100 votos al mural que le seguía en la apreciación de los espectadores, el jurado, después de deliberar por casi dos horas nos concedió el primer premio y las fotografías del mural se difundieron por medio de todos los canales de televisión del país y por las redes sociales, lo que provocó que nos felicitaran no solamente, personas de Somoto y de toda Nicaragua, sino de Estados Unidos, España, el Perú, Ecuador, Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala.

Esto nos ha llenado de satisfacción y Yerald, ahora se muestra orgulloso no sólo de haber participado en el concurso sino principalmente por el hecho de haber escogido el arte de la pintura como la profesión a la que dedicará el resto de su vida.