Fue un reto para mi caminar descalza por la playa, y he de aceptar que no lo habría logrado sin la ayuda de mis amigos...

aparte de las caídas, de que no tengo la figura deseada, y de que apenas si llegue a la orilla, de que era un show ponerme en pie... valio la pena recoger conchitas, sentir la arena en mis pies, el sol en mi espalda y el agua sobre mi piel... valio la pena por volver a sentirme libre una vez más.